02.03.2025

Indicador de la construcción IAG: Se desploma la actividad

Argentina competitiva y soberana

Novedades Equipo Técnico del IAG

La obra pública en mínimos históricos según el Indicador de la Construcción IAG

 

El Indicador de la Construcción IAG mostró en enero de 2025 una caída mensual del 10,2 por ciento, la mayor posterior a la mega devaluación de diciembre de 2024 aplicada por el gobierno de Javier Milei.


Para construirlo se tomamos tres datos clave de distintas fuentes:

- La cantidad de cemento distribuida en el mercado, tanto en el sector público como en el privado.

-Índice Construya: Mide la venta de insumos para la construcción al sector privado (ladrillos, acero, etc.).

- Gasto de capital: Refleja la inversión del Estado en infraestructura pública (en términos reales). Incluye obras de gran envergadura como rutas y hospitales.

 

La ponderación de estos datos permite una visión integral del sector, priorizando el impacto de la obra pública nacional pero también incluyendo la construcción privada, evitando así perder de vista las compensaciones al interior del sector.

El indicador mostró algún rebote después de abril de 2024, pasados los primeros efectos de la devaluación, sin embargo esto no se sostuvo en el tiempo, ya que a partir de septiembre de 2024 todos los meses reflejaron una caída en la actividad.

En ese contexto, la caída registrada en enero de 2025 del 10,2% en relación a diciembre de 2024 fue la mayor de la actual gestión de Milei, sin contar el derrumbe con la devaluación. El mismo mes de enero, pero respecto de septiembre de 2024 muestra una caída de 22,3%, y una de 51% sobre enero de 2023. 

El Indicador de Construcción IAG apunta a prever tendencias y tomar decisiones contracíclicas en el ámbito de la inversión en infraestructura, lo que lo vuelve un recurso valioso para los analistas y responsables del diseño de políticas públicas.

La obra pública multiplica el empleo y la productividad del sector privado. Por eso el indicador no solo mide la construcción, también se vincula al empleo, salarios, o niveles de pobreza estructural. Esto permite evaluar el impacto de las inversiones en infraestructura en la economía real.

 

Realizado por equipos técnicos del IAG